Son una sociedad secreta de personas extremadamente divertidas y aburridas, apáticas y pasionales, miedosas y arriesgadas, directas y enigmáticas, profundamente comprometidas y a la vez indiferentes. Lúcidas. Abiertas a miles de posibilidades. Por unos instantes querría pertenecer a esa sociedad para revivir todo el placer y el dolor, toda la belleza, toda la vida y la destrucción del proceso de transformación más brutal en la vida de una persona. Querría entender la adolescencia desde la madurez, pero es imposible, bro. Solo puedo observar de lejos y escuchar sus voces, recordar mi época e imaginarme entre ellos, disfrutando de una adolescencia infinita.
Adolescencia infinita nos muestra a tres adultos intentando entender la adolescencia, la actual, pero también la suya propia. ¿Qué recordamos de aquel período tan lleno de vida y de destrucción? ¿Qué secretos teníamos que nunca hemos revelado a nadie? ¿Cómo nos relacionábamos con los adultos? ¿Qué recuperaríamos de aquellos años… y qué desearíamos borrar?
Los tres adultos prueban a representar diferentes situaciones de convivencia entre los adolescentes y sus familias, amigos, compañeros… Situaciones creadas desde los prejuicios del adulto, donde el adolescente es “el otro”, aquel ser volátil, extraño y molesto que nos intimida, nos pone a prueba y del que nos cuesta descifrar sus códigos; un ser distante y distanciado, representado en esta propuesta teatral por medio de figuras humanas, de títeres misteriosos con voces de adolescentes reales.
A través del humor, la ironía y la ternura que caracteriza a la compañía, y con una cuidada plástica, música en directo y mucha hormona adolescente, energía desbocada, de fiesta incontrolada, de gritos, risas y llantos, Pont Flotant pone el foco en un proceso vital lleno de luces y sombras, una etapa crucial con la que nos cuesta relacionarnos.