“Las estaciones ya no son de Vivaldi” es una reflexión sobre los comportamientos colectivos y las catástrofes naturales. La pieza escénica que inaugura el festival es una invitación inmersiva para imaginar un viaje sensorial y reflexivo a través de un montaje que entrelaza la belleza atemporal de la composición "Las cuatro estaciones" de Vivaldi con la urgente realidad del cambio climático y el devastador impacto de la DANA.
En esta pieza, la música, la danza y el pensamiento se fusionan para crear un lenguaje poético que nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de nuestro planeta y la necesidad de tomar conciencia sobre la crisis climática. La Unió Musical de Picanya, pueblo duramente golpeado por la DANA, aborda la línea argumentativa de Vivaldi, mientras que el músico experimental Carlos Izquierdo adapta la partitura para reflejar la disonancia y el caos actual. Los cuerpos se mueven. Cuatro coreógrafas, Sol Picó, Boris Orihuela, María Moreno y Eila Valls nos guían a través de las estaciones, desde la seducción de la primavera hasta la aflicción del invierno.
“Las estaciones ya no son de Vivaldi” es un réquiem por la Tierra, una elegía que celebra la vida y lamenta su destrucción de la naturaleza. Las cuatro estaciones de Vivaldi se convierten en metáforas de las etapas de la vida del planeta, desde su nacimiento hasta su posible declive. A través de la música y la danza hacemos un ejercicio de memoria, recuperación y reconocimiento donde la esperanza y el pesimismo coexisten. Este montaje es un grito de conciencia, una pulsión a la acción. Los desastres naturales son cada vez más frecuentes e intensos, y es urgente que tomemos medidas para frenar el cambio climático.
