Pájaros en la cabeza es una frase que expresa en el habla popular los sueños imposibles, o los deseos fantásticos, o la falta de sentido común para la vida normal. También los vuelos más extraños de la imaginación desbocada.
Dos mujeres se ven obligadas a compartir un encierro por accidente. En ese tiempo y en ese lugar surge un equívoco cuyo desconcierto se desvela al final, cuando acaba por fin ese claustro involuntario.
Amigas desde la primera juventud, luego fueron cómplices, cuando eran ya no tan jóvenes y atravesaron a la vez sus épocas más turbulentas. Más tarde una de las dos tuvo eso que suele llamarse éxito: fama, dinero… y la otra trabajó para ella: como amiga, empleada, secretaria, representante, consejera, etc.
A lo largo de la función, iremos conociendo pormenores de sus vidas, sus inicios y sus momentos más importantes compartidos, hasta llegar al momento presente, desde el que contemplan el paso del tiempo como un paisaje con todos los colores del otoño, con sus claros del bosque y sus frondas oscuras.
Dos temperamentos que siguen chocando después de una vida compartida. Dos personas que han ido aprendiendo a quererse a su manera, algo extraña: cruel a veces, tierna en ocasiones, cómica en tantas cosas, pero siempre firme. Dos mujeres en un momento importante de sus vidas, hablándose desde una orilla a la otra del mismo río, la vida que han compartido.
Ahí andan las dos amigas, jefa y empleada, consejeras mutuas de consejos inútiles, compañeras de vida, y sin embargo, amigas. Esperando que alguien venga y les abra las puertas al mundo exterior. Con estas y otras puntadas y con hilos de varios colores se ha cosido esta comedia.